A Coruña. Urbanización difusa
La evolución de la técnica y de la economía está trasladando al territorio usos y funciones urbanas que no pueden ser desarrolladas en las ciudades y que en su afán de situarse según sus necesidades hacen de la urbanización difusa su modelo territorial. En términos económicos los costes de esta extensión de la urbanización son muy elevados, al construirse con una baja densidad que no trae un reequilibrio territorial sino únicamente consumo espacial, reducción del territorio agrícola y forestal, artificialización de la naturaleza y nuevas ocupaciones del espacio rural que no lo integran en las nuevas estructuras territoriales sino que destruyen su antiguo equilibrio.
Que el rural se abandone y se transformen las antiguas estructuras heredadas sin un proyecto regional que atienda a la difusión de lo urbano, sin reforma extensiva del uso del suelo, con falta de control en los procesos de urbanización y uso de políticas urbanísticas que repiten esquemas urbanos para desarrollos en condiciones no urbanas, sean o no rurales. Ha permitido que uno de los territorios más antiguos e intensamente humanizados de Europa, con un paisaje agrario minuciosamente elaborado, un territorio dotado de accesibilidad generalizada, muy parcelado, con un rico y extenso patrimonio popular ambiental y arquitectónico intacto hasta hace cuarenta años, haya quedado en manos de cualquier iniciativa individual de uso edificatorio alternativo.
Poseemos un territorio sin modelo, rico, complejo e invertebrado, falto de aquello que la acción de urbanizar, la urbanización, debiera conseguir: la integración de todos los habitantes, y la igualdad de oportunidades y servicios dentro del mismo territorio.