Amsterdam. La transformación de Bijlmermeer
En Abril de 2009 organizamos un viaje de estudio a Amsterdam-Rotterdam con nuestros alumnos de 2º de arquitectura. Caminando el Bijlmermeer hablábamos de hasta que punto es posible transformar una vecindad. El Bijlmermeer ha sido un ejemplo práctico del planeamiento promovido por los CIAM, aunque posteriormente ha sido más conocido por la decepción resultado de los problemas generados y el estigma de los numerosos ensayos para su mejora, y hoy día, por su transformación radical y la tentativa de integración de su población.
Desde 1974, ver arriba el vídeo promocional del Ayuntamiento de Amsterdam, hasta hoy dia, ver más abajo el vídeo de nuestra visita, distinguimos varias fases en la transformación del barrio después de su construcción, en las que se han introducido mejoras ambientales, en la gestión y la seguridad, organizando proyectos de participación ciudadana e integración. La última fase ha dado lugar a la demolición a gran escala de más del 50% de los bloques. El Bijlmermeer continua transformándose y el gobierno holandés lo ofrece como el principal ejemplo de la política holandesa de renovación urbana, no sólo debido a el tamaño de la operación, sobre todo por la intervención integral, aunque el gasto que supone tanto derribo y nueva construcción sean poco sostenibles, y escondan la privatización de suelo público.
Entre 1968 y 1975, fueron construidas 13.000 viviendas en 31 grandes bloques (de 300 a 500 viviendas cada uno), de 10 alturas y 200 a 300 metros de largo (pulsa sobre este texto si quieres ver imágenes de la construcción del barrio). Los apartamentos con acceso por un corredor exterior siguieron el modelo constructivo en celulas prefabricadas de Park Hill en Sheffield y de Toulouse-le-Mirail. Cerca del 90 por ciento del área se construyó con edificación en altura. El diseño urbano siguió los postulados de Le Corbusier y los CIAM: separación de funciones (vivienda, trabajo, ocio), amplios espacios entre bloques de apartamentos, el parque a gran escala como paisaje, garajes y separación de circulación mediante un sistema ortogonal de vías elevadas principales (tres metros sobre el nivel del suelo).
Contrario a la estructura individualizada de la vida familiar, el plan de Bijlmermeer acentuó la colectividad. Los diseñadores creyeron que los espacios públicos y sociales compensarían las limitaciones de la vida en bloque. Los recorridos cubiertos que unen los edificios fueron alineados con tiendas intentando recrear la sensación tradicional de calle. El uso de instalaciones comunes se pensó para crear buenas relaciones de vecindad y vida en colectividad. Las viviendas eran, y en algún sentido siguen siendo, de alta calidad debido a su espacialidad, con buenas instalaciones sanitarias, calefacción central y trastero. La mayor parte de las viviendas son sociales en alquiler. La intención de los planificadores era atraer a hogares de ingresos medios con niños, porque la ciudad de Amsterdam tenía ya bastantes viviendas para grupos de rentas bajas.
Sin embargo, poco después de su realización comenzaron los problemas y se multiplicaron en las siguientes décadas: Protestas contra los altos alquileres, mal comportamiento de algunos residentes, imagen negativa de los edificios en los medios, y heterogeneidad cultural sin integración.
A estos problemas se sumo el carácter inacabado del barrio. Muchas ideas y dotaciones previstas, como supermercados y espacios para el deporte y recreo no fueron realizadas debido a la falta de financiación. Otras, como el transporte público, fueron construídas demasiado tarde. El Bijlmermeer se convirtió, en vez de un barrio con un nivel de dotaciones aceptable, en una ciudad satélite de Amsterdam sin una buena comunicación con su centro.
Otro tipo de problemas tuvo que ver con la habitabilidad. Los numerosos espacios semipúblicos y colectivos, como entradas, callejones, pasillos, 13.000 trasteros en planta baja, 110 kilómetros de galerías y 31 edificios de aparcamientos, se volvieron espacios incontrolables y ocultos en vez de lugares acogedores en donde la gente podía encontrarse. La gerencia era caótica, a ello contribuyó el hecho de repartirse el control de los edificios 16 asociaciones diferentes con sede en el centro de Amsterdam. Nadie estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de los grandes espacios públicos que habían sido diseñados de forma que su vigilancia se hizo imposible.
Un tercer grupo de problemas se refiere al mercado inmobiliario. La oferta y demanda no fueron equitativas. Incluso durante la construcción del barrio la demanda era escasa. Los habitantes previstos, familias de clase media, prefirieron otras ciudades alrededor de Amsterdam con casas unifamiliares y jardín. Muchos de los nuevos habitantes del Bijlmermeer se trasladaron a estas áreas. Factores socioeconómicos, como el aumento de la renta, mayor tiempo libre y movilidad, llevaron a la sociedad holandesa a un proceso de individualización que no encajaba con la vida colectiva del Bijlmermeer.
En 1974, el volumen de ocupación era del 30 por ciento. La presión del mercado inmobiliario trajo nuevos residentes, aunque mucha de esa gente no estaba de acuerdo con los edificios en altura. Los apartamentos continuaron vacíos en un período en el que la escasez y demanda de vivienda era prioridad en la política nacional. El área de Amsterdam era uno de los mercados inmobiliarios con menor oferta del país, pero no en el Bijlmermeer. Desde finales de los 70, la diferencia entre oferta y demanda fue satisfecha en el barrio mediante alquileres a las rentas más bajas, trabajadores mal pagados, grupos sociales necesitados y minorías étnicas inmigrantes (gente de Surinam). El Bijlmermeer llegó a habitarse por una sola clase social, étnicamente diversa, con bajos ingresos y parados.
Muchos de los ideales de la planificación se tornaron en desventajas (pulsa aquí para ver más imágenes del barrio entre 1974-1988). El aislamiento se convirtió en anonimato, lo colectivo y las ideas igualitarias no alcanzaron gran popularidad, las ventajas de la seguridad frente al tráfico se tornaron en desventajas debido a la inseguridad social, apenas se usaron los garajes, y en vez de producirse el encuentro social en los paseos y los vestíbulos cubiertos, los espacios semipúblicos fueron ocupados por traficantes de droga y vagabundos. El Bijlmermeer cambió su imágen de ejemplo de la modernidad por un lugar de pobreza, con inmigrantes ilegales, crimen, desempleo, y drogas. Gracias a ello y a las noticias negativas en los medios de comunicación, la imagen del Bijlmermeer se hizo peor cada año. Esto no ayudó a solucionar el problema de la ocupación y llevo a una situación financiera crítica.
Se buscaron muchas soluciones. La primera fue dejar de construir en altura. En origen, otro Bijlmermeer-sur había sido planificado, siendo ahora substituido por un área de viviendas unifamiliares.
Durante los años 80 alrededor del 25% de apartamentos estaban vacíos en los bloques en altura, llevando a la asociación de vivienda a una situación financiera crítica. lo que destruyó la existencia de estructuras sociales sostenibles.
En 1983 se elabora un programa de rehabilitación con objeto de adaptar y mejorar el concepto de espacialidad existente. Al principio de los años 80 el Bijlmermeer mejora su comunicación con la llegada del metro, y más tarde se construyen los servicios públicos como el pabellones de deporte, piscina cubierta, comisaría, mezquita y un gran centro comercial. La gerencia del barrio se consolida en una gran asociación llamada «New Amsterdam», que integra a 15 de las 16 asociaciones existentes (una rechaza formar parte). Se redujeron los alquileres, se hizo uso de los garajes, se hicieron mejoras en los edificios, en sus entradas y alrededores, cerrando los caminos cubiertos a los garajes, instalando más ascensores y cámaras de seguridad, se pintaron los edificios de colores, los trasteros se cerraron o transformaron en viviendas con jardín, y algunas viviendas se dividieron para cubrir la demanda de hogares para una ó dos personas. Se creó una asistencia para dar la bienvenida a los nuevos habitantes, así como otras acciones sociales tales como la cooperación entre el equipo de mantenimiento del barrio y los habitantes, que no contaron con gran éxito.
Renovación urbana en los años 90.
A pesar de todos los esfuerzos la zona seguía siendo impopular y los problemas del habitabilidad no se habían resuelto. El incremento del mantenimiento, la vigilancia, la mano de obra, la gerencia, la participación y el control no eran suficientes para la escala del área, las preferencias individualizadas en la residencia y el mal comportamiento de algunos de los habitantes. El Bijlmermeer no mejoraba su posición en el mercado inmobiliario regional de Amsterdam, y la nueva asociación vecinal se había endeudado tanto que estaba cercana a la bancarrota, junto con su garante, el municipio de Amsterdam.
Después de años de discusión, los experimentos en la mejora del mantenimiento, las adaptaciones y las soluciones parciales, se pensó que el concepto urbano tenía que cambiar en su estructura. El diseño urbano del Bijlmermeer fue considerado un error por demasiado masivo, por su edificación en altura y especialmente por la escasa diferenciación en el tipo de viviendas, ya que únicamente se disponía de apartamentos de alquileres elevados. Como respuesta se establecieron nuevos planes que a partir de 1992 incluyeron la demolición de un cuarto de las viviendas, la venta de otro cuarto y la mejora del resto, con nuevos tipos de casas, incluyendo viviendas de baja densidad. Aunque previamente, forzaron a los habitantes que quisieron una vivienda unifamiliar a moverse del Bijlmermeer. Se pensaba que esto animaría a los actuales habitantes a permanecer en su propia vecindad, así como atraer a nuevos residentes. Con esta diferenciación de tipos y categorías de propiedad los partidos de la renovación se proponían diferenciar la estructura de la población y frenar el aumento de la pobreza.
La mejora y variedad del ambiente urbano también fueron incluidas en los planes de mejora del barrio, incrementando la variedad funcional con pequeñas tiendas y firmas comerciales, tratando el espacio entre bloques, y mezclando el tráfico motorizado y no-motorizado al bajar las vías elevadas a nivel del suelo. La mayor parte de los 31 garajes se han demolido o se han convertido en otras funciones, mientras se han creado estacionamientos en superficie al lado de los bloques.
Además de la renovación física los planes se complementaron con medidas socioeconómicas y mejoras en la habitabilidad. La mejora social en el Bijlmermeer se ha centrado en la creación de empleo, estableciendo una oficina de empleo, educación para adultos, apoyo a emprendedores e implicación de los parados en las actividades de edificio. Otras intervenciones sociales apoyan actividades multiculturales y celebraciones religiosas, la mejora de la seguridad, la reducción de la degradación y el vandalismo, con vigilantes para patrullar los edificios y manejar las tareas diarias. Se ha reducido la contaminación con un sistema de recogida subterráneo de la basura.
La localización del Bijlmermeer ha cambiado radicalmente. En muchas ciudades europeas los grandes polígonos de viviendas fueron planeados lejos del centro urbano, en espacios donde el suelo era barato y estaba disponible en granes cantidades. El Bijlmermeer no fue una excepción a esta regla, sin embargo, desde mediados de los años ochenta la creación de la línea del metro, del nuevo estadio, cines y teatros en el área del Amsterdam Arena, han hecho de la zona una de las áreas de oficinas más caras de Holanda. Todos estos progresos han ayudado a reconstruir la imagen del Bijlmermeer, a proporcionar demanda de vivienda y a crear trabajo en todos los niveles, pasando de ser una ciudad satélite aislada a centro de una network city.
En 2001, después de los primeros años de transformación, se realizó una consulta pública preguntando a los vecinos si la transformación debería intensificarse, si más bloques de viviendas deberían ser demolidos, renovados, vendidos o rehabilitados. Mientras la renovación y venta de viviendas son las opciones menos deseables, casi el 70% de los habitantes pensaban que era buena idea demoler uno o más bloques, incluso si incluyen su propia casa. La explicación a estos resultados se encuentra en la decepción con la situación actual y los problemas todavía existentes, a pesar de todos los de esfuerzos de renovación.
La encuesta confirma que los habitantes culpan de la situación del barrio al modelo de construcción en altura, aunque la explicación fundamental tiene que ver con las ventajas de los habitantes cuando se derriba su casa, al tener preferencia para ocupar las nuevas residencias construidas, y si prefieren dejar el Bijlmermeer, tienen prioridad para elegir vivienda vacante en Amsterdam según su tipo de hogar. Por otra parte, en el Bijlmermeer como en el resto de Holanda, aquellos forzados a moverse debido a la demolición reciben una remuneración para relocalización. Una razón más para apoyar la demolición es el gran éxito de las nuevas viviendas construidas en los años 90. Debido a todo ello la renovación de los viejos bloques en altura se ha convertido en una solución mucho menos atractiva, aunque sea más costosa. Y lo que nos ofrecen como un programa de renovación, realmente se ha convertido en una transformación en la que desaparece el barrio planificado en los 70, se desplaza la población de origen, y constructores privados levantan nuevas viviendas en suelo público.